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Samir Alejandro Ruiz Mafud

Payload: el corazón de una misión espacial

Por Julieta Nava, Samir Mafud, Elias Perez, Álvaro Trujillo, José Manuel Vega, Eduardo Ramirez y Lorenzo Aizpuru.


¿Alguna vez te has preguntado qué caracteriza a cada misión espacial? O quizá, has pensado ¿cuál es el objetivo de lanzar tantas naves y satélites al espacio? Todas estas preguntas encuentran su respuesta en el subsistema de Payload o, por su traducción al español, Carga Útil.


El ser humano es curioso por naturaleza y siempre ha intentado encontrar las respuestas a los diversos misterios del Universo. Para ello, muchas veces es necesario investigar lugares en condiciones poco amigables. Justo esta es la razón de mandar misiones espaciales: recopilar datos y generar conocimiento. Estos datos pueden ser tanto de nuestros alrededores, en nuestro propio planeta, como de galaxias y objetos a distancias inimaginables.



El término “payload” se define como la carga transportada por una nave espacial que consiste en los elementos que permiten cumplir su objetivo. Por ejemplo, si el propósito de una misión es obtener datos de la radiación en alguna órbita específica, el payload serán los sensores que generen dicha información. Otro ejemplo muy común son las misiones espaciales tripuladas, en las cuales, la carga útil principal son los mismos astronautas que están a bordo en la nave y la secundaria consiste en experimentos u otros nanosatélites que llevan consigo para transportarlos en esa misión.


Aunque todos los componentes de un satélite (baterías, GPS, CPU, entre otros) son fundamentales, no todos son considerados como payload, pues su objetivo es justamente hacer posible que la carga útil funcione.


Un payload puede tener diversos objetivos: probar hardware y nuevos mecanismos, crear modelos matemáticos sobre algún fenómeno o hacer investigaciones sobre el Universo. Justo por esta razón, el payload es lo que hace particular a cada misión espacial.


Por ejemplo, en la imagen se puede ver el payload del CubeSat canadiense ManitobaSat-1 que contiene varias muestras de meteoritos que se enviarán al espacio justo para observar su cambio en el tiempo.


Una de las ventajas que ofrecen los nanosatélites es probar payloads antes de usarlos en misiones más costosas. No quisiéramos poner en riesgo componentes más delicados o vidas humanas sólo por no tener una certeza total de que todo funciona como debería.


Por esa razón decimos que un payload es el corazón de la misión espacial, es su razón de ser, su esencia y su fin. Aunque un mismo satélite tenga más de un payload y cada misión tenga uno específico, frecuentemente el objetivo último es aportar al conocimiento científico. Esto aumenta la comprensión de todo lo que nos rodea y nos lleva a desarrollar tecnología para mejorar nuestras vidas.


Pero ¿cómo se escoge al payload de una misión o se hace realidad la carga útil?


El proceso no es nada sencillo. Primero, el grupo de científicos e ingenieros que trabajará en la misión debe saber con exactitud qué es lo que buscan lograr. Después, el equipo se encargará de crear un experimento o una manera de obtener los resultados que esperan. Esto es un trabajo arduo, requiere de una gran dedicación, imaginación, estudio y trabajo en equipo. Aunque el proceso no sea para nada lineal, el producto final debe de cumplir con todos los requerimientos establecidos.


Como ya dijimos, existe un espectro enorme de tipos de payload debido a que cada uno depende completamente de la naturaleza de la misión. Nos gusta pensar que cada uno carga la esperanza de desentrañar los secretos más escondidos de nuestro universo y para hacerlo, se necesitan grandes equipos de especialistas de diferentes áreas. Es justo esto lo que hace al payload y a la misión tan especiales: juntan las grandes mentes y las hacen trabajar por un fin común.


El payload de Misión Colibrí se encarga de medir la densidad atmosférica a partir de un innovador sistema de sensado (que nosotros mismos hemos diseñado).


Nuestro subsistema es uno de los que está dividido por la distancia geográfica: algunos miembros se encuentran en la Ciudad de México y otros en Aguascalientes. Debido a la precisión que debe tener el experimento decidimos delegar los objetivos en dos subpartes: Payload CDMX se encarga de la parte mecánica del experimento y asegura que este llegue sano y salvo al espacio; mientras que Payload Aguascalientes se encarga de desarrollar el método de sensado, con el cual se obtendrán los datos necesarios para que el experimento funcione correctamente en el espacio.


Ahora que ya sabes qué es un payload y su importancia, podemos concluir que una misión espacial siempre debe tener claridad sobre qué objetos formarán parte de la carga útil, para después enfocar los esfuerzos y hacer que el corazón de la misión pueda latir.
¿Cuál sería el payload de tu misión espacial?







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